Capítulo 6

Este es el capítulo seis. Sé que os quedasteis con la intriga y por eso este es larguito :)
Espero que os guste mucho y comentad, que todos los comentarios, también los anónimos. Muchos besos a tod@s, pero uno muy fuerte para Nina Marie, Annie Hawthorne, Lidia Gallego Rivero, Catalina Ralde y Nicole Nicolette. Muaccss!!
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-Hola. ¿Eres Nicole? - le pregunto.
-Sí. Y tú eres Candy, la del distrito 8, y tu hermano es ese de ahí, Damen.
-¿Cómo lo sabes?
-Me los sé todos. Christian, Kate, Eleanor y Tom los profesionales. Madeleine va a ir sola, la he oído decirlo. Alec, Nina, Damen y tú estais aliados. Bueno, ¿qué pasa?
-Me preguntaba si querías ser nuestra aliada.
-¿Por qué no? Me parece bien. Ahora, nada de apuñalamientos por la espalda, eso que quede claro.
-Claro. Entonces, ¿te unes a la alianza?
-Por supuesto.
-Vaya, muchas gracias - digo, y me encamino al puesto de cuchillos, más me vale aprender a usar armas, porque no sé muy bien si fiarme de Nicole o no.
Para mi sorpresa descubro que los cuchillos no se me dan nada mal, y aunque no doy mucho en el corazón si he llegado a los pulmones. A la hora de comer veo que Nicole se dirige hacia mi, y las dos juntas nos encaminamos al comedor.
El comedor es una sala enorme con unas cuantas mesas. Los prifesionales se sientan en todo el medio, armando jaleo. Nosotras nos sentamos en una mesa de una esquina, y esperamos a que lleguen los demás.
Al rato llegan los tres. Nina se sienta enfrente mía, con Alec a la derecha y Damen a la izquierda. No puedo evitar sentirme un poco desplazada por el hecho de que Nina parezca tener a Damen y a Alec en el bolsillo.
-Chicos, esta es Nicole - digo -. Ha aceptado aliarse con nosotros y se le dan genial las hachas.
-Por mí vale - dice Nina. Parece que está evaluando a Nicole con la mirada, creo que no soporta que haya otra pelirroja en la alianza.
Como en silencio, haciendo como que presto atencion a la conversación. Cuando termino me levanto y me subo al ascensor. Pulso el boton con el numero 13 y me encamino al banco en el que estuvimos sentados Alec y yo anoche.
Miro las nubes blancas, con lágrimas rodando por mi cara. No puedo creer que haya sido tan tonta como para dejarme seducir con tanta facilidad.
Oigo las puertas del ascensor, pero no me doy la vuelta. Si alguien me ve llorando, que me vea. No importa. Oigo pasos, y noto que alguien se sienta a mi lado, pero no lo miro, sigo con la mirada al frente, supongo que quien sea se aburrirá y se irá.
Pero no.
En vez de eso un brazo me rodea, y su mano me gira la cabeza, de manera que quedo mirandole a los ojos, esos ojos que hacen que algo se agite en mi estómago y parezca que todo va a ir bien.
No hace falta que digamos nada, simplemente le abrazo con fuerza, y él me devuelve el abrazo con brazos firmes.
Después, muy lentamente nos acercamos el uno al otro hasta que nuestros labios se unen, mientras que yo sólo pienso una palabra.
Alec.